viernes, 16 de marzo de 2007
Creciendo... ¿cambiando?

Mi madre dice que soy una veleta, que me dejo llevar por los demás y no decido por mí misma. Ésta es la imagen que tengo de mí desde que era pequeña. Será porque, siempre desde el cariño, se ha pasado años diciéndome que el camino de la gente que me rodea no tiene por qué ser el mío propio, que no pasa nada por decir "no" alguna vez, y que mis amigos y la gente que me quiere no van a dejar de hacerlo porque no esté de acuerdo con ellos.
Siendo sinceros no le falta razón en nada. Toda la vida he tenido mucho miedo al rechazo, a que mi gente me dejara de lado, a que nadie quisiera estar conmigo (y esto no es cien por cien culpa mía, de eso estoy segura) y quizás por eso me he dejado guiar muchas veces por la primera persona que me ha ofrecido un poco de afecto, sin pararme a valorar si era de corazón o no. Por supuesto, esto me ha llevado a equivocarme muchas veces, con el consiguiente "te lo dije" tan propio de las madres y la frustración de haberme decepcionado de nuevo a mí misma.
Pero, como de todo, de los errores se aprende, y mucho. Con el tiempo estoy intentando hacerlo mejor. Me encantaría que llegara un día en que alguien me describiera diciendo "ah, sí, Cris es una mujer con las cosas muy claras, que siempre sabe lo que quiere", porque a mí todavía me cuesta decidir y sentirme segura sin preguntarme mil veces si lo estoy haciendo bien o si eso es realmente lo que quiero. Me resulta complicado ser coherente con mis pensamientos, porque son mis pensamientos los que bailan siguiendo un compás que a veces me cuesta seguir.
Últimamente hay gente que dice que estoy cambiando, que antes no decía tan claro lo que pienso, que ahora no me corto en decir lo que siento y que no dejo que nadie me tome el pelo ni me engañe. La verdad es que las personas que me lo han dicho lo han hecho desde el afecto, o eso me gusta pensar, y lo cierto es que, tomándomelo como una crítica constructiva, me ilusiona que mi entorno vea que ya no soy la que era años atrás, la que se callaba ante los insultos, la que dejaba que la mangonearan y nunca contestaba por no crear polémica "no vaya a ser que se enfaden conmigo y ya no me quieran".
No puedo decir que esto sea definitivo, nadie está libre de equivocarse una vez más, o de llevarse un golpe, pero, si ése es el cambio que se aprecia en mí, muy bienvenido sea.
Publicado por cris y tati ::
2:44 ::
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